Putin y Maduro a La Haya?
Muchos creen que la orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI) contra Putin, es estéril. ¿Quién tiene el poder para detener a un jefe de Estado que se sienta sobre más de 5 mil cabezas nucleares? Después de todo, ni siquiera el genocida sudanés Omar al-Bashir, más de 10 años prófugo de la justicia internacional, ha sido capturado. Por el contrario, viaja extensamente por el mundo, a pesar de las promesas del gobierno sudanés de entregarlo a La Haya.
Ciertamente las posibilidades de ver a Putin preso son pocas, y la imputación poco influirá sobre el desarrollo de la guerra. Sin embargo, la medida de la CPI cambiará la relación entre Rusia y el resto del mundo, y también afectará la política interna rusa. Para las élites políticas de Europa, el “Sur Global” y dentro de la propia Rusia, la nueva realidad es que no hay futuro con Putin.
La propia visita de Xi Jinping a Moscú este lunes, que pretendía inaugurar en el gran escenario mundial su Iniciativa Global de Seguridad, se ve mancillada en su imagen: “¿es que la seguridad global china implica condescender con criminales de guerra?”, se preguntarán todos frente a XJP dando la mano a Putin en el Kremlin.
Mientras Putin siga en el poder, las relaciones con los 123 signatarios del Estatuto de Roma, que incluye a toda Europa, la mayoría de los Estados africanos, toda América Latina excepto Cuba y Nicaragua, y hasta Tayikistán, será imposible normalizarlas y profundizarán el aislamiento internacional de Rusia.
En especial para los europeos, la medida implica la imposibilidad de volver al status-quo antebellum, como aspiraban algunos jefes de gobierno y capitanes de industria, mientras Putin permanezca en el poder.
Lo mismo para las élites rusas que contaban con volver a gozar, al menos parcialmente, de la relación privilegiada que tenían con Europa. Los llamados “oligarcas”, que aguardaban por el desenlace de la guerra para continuar con sus negocios, entendieron que con Putin como criminal de guerra se les acabó el tiempo.
Del mismo modo los perpetradores de los crímenes en Bucha, Hostomel, Borodianka, Mariupol y tantas otras localidades que han sufrido la barbarie de las fuerzas de ocupación rusas, entendieron que ni el máximo poder en Rusia podrá encubrirlos de la Justicia.
La evaluación internacional de que Putin ha participado en crímenes de guerra también es significativa en los Estados Unidos, a pesar de que Estados Unidos no es signatario del Estatuto de Roma. Para la derecha estadounidense, Putin ha sido un líder que combina la modernidad con la virtud de los valores tradicionales. Su rechazo a los derechos LGBTQ y su supuesta aceptación del cristianismo como valores primordiales del Estado ruso, son un modelo a emular. Sin embargo, la orden de arresto de Putin por crímenes contra los niños, hará más difícil convertir su autoritarismo en virtud, considerando que esta derecha dice luchar por nuestros hijos.
Además, la medida contribuye a disipar la niebla de la propaganda rusa que distorsiona la percepción sobre con quién en realidad está lidiando la humanidad.
Maduro, ¿el próximo?
En Venezuela no hace falta una orden de la CPI para saber que con maduro no hay futuro. 10 años de debacle económica, migración masiva y crisis humanitaria bastan para ratificar a su gobierno como el peor que haya tenido Venezuela. Nicolás ostenta, además, el récord como primer presidente latinoamericano en ser investigado por crímenes de lesa humanidad por la CPI. El próximo 20 de abril, en La Haya se presentará el informe sobre crímenes de lesa humanidad del madurismo.
Chávez, parafraseando a Rousseau, solía decir: “Entre el poderoso y el débil la libertad oprime. Es la libertad de la selva. La ley del mas fuerte. Solo la ley libera. Solo la ley justa libera. Solo la ley revolucionaria libera a los pobres y a los pueblos. Lo revolucionario es la ley.”
Y eso es precisamente lo que una orden de arresto de la CPI contra maduro viene a reforzar, que “nadie sienta que puede cometer un genocidio o crímenes contra la humanidad con impunidad”, como ha declarado el fiscal Khan. Que nadie en la cadena de mando detrás de esos crímenes, se sienta impune por estar detrás de la silla de Miraflores.
Una orden internacional de arresto contra Nicolás, se verá con esperanza en una Venezuela urgida de Justicia como condición para construir la paz.
El madurismo se reiría de la medida y saldría desafiante en sus discursos, como lo hace Putin hoy. Sin embargo, es una risa es falsa, una mueca, porque saben que, como muestra la historia en los casos de los nazis en Nuremberg, Milosevic en Kosovo, y Kambanda en Ruanda, la Justicia mas temprano que tarde prevalece.